2634: “La intercesión es una oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Él es el único intercesor ante el Padre a favor de todos los hombres, de los pecadores en particular.”
2635: “Interceder, pedir a favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca “no su propio interés sino el de los demás” (Flp 2,4) hasta rogar por los que le hacen mal.”
Todos estamos llamados a interceder por los demás. Siempre estamos pidiendo por los demás. En la liturgia de los domingos, tenemos oraciones específicas de intercesión. De hecho, la Santa Misa es el lugar por excelencia para interceder porque es en el Sacrificio de la Cruz que Jesús se ofrece como intercesor ante el Padre para la salvación nuestra: “Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria . ..¨
El ministerio de Intercesión es un llamado a interceder constantemente tanto a solas, como dentro de un grupo dedicado a interceder.
Romanos 8, 26-27: “Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables…”
En oración, cada ministerio decide cómo orar. Algunos ministerios de intercesión siguen el mismo
modelo de oración del grupo de oración: alabanzas, acción de gracias, lecturas bíblicas, enseñanza. Otros ministerios interceden con María rezando el Santo Rosario y meditando la Palabra. Hay dos aspectos que se deben tener en cuenta: 1) la oración debe estar enfocada en el Señor, y no en la petición; 2) Se debe hacer tiempo de silencio para escuchar la voz de Dios. La intercesión puede marcar el cambio de una persona, familia, parroquia, diócesis, o nación, y el Señor nos puede revelar las intenciones por las que debemos orar. La Renovación Carismática nació producto de la oración.
Un intercesor está muy cerca del corazón de Jesús, comunica lo que está en Su Corazón. Debe aprender a ser discípulo de Él:
– Contando con la asistencia del Espíritu Santo
– Aprendiendo a ser humilde. Nosotros somos criaturas del Creador, y necesitamos de Él
– Teniendo fe expectante. Mt. 21,22: “Todo lo que pidan con fe en la oración lo obtendrán”
– Siendo misericordiosos
– Teniendo apertura de escucha a la voz de Dios. El Señor nos revela por quien, o qué, tenemos que orar
– Limpiando el corazón constantemente para tener pureza de corazón, buscando la santidad.
– Teniendo gusto por la oración, la Palabra y la Eucaristía
– Fomentando la disciplina para ofrecer sacrificios y ayunos
– Teniendo perseverancia
– Sanando las relaciones con los demás.
– Teniendo balance en su vida (hay un tiempo para todo, incluyendo el descanso)
– Identificar a los que tienen el llamado a interceder
– Formar, construir, y nutrir una comunidad de discípulos de Jesús. Esta comunidad debe nutrirse de la
amistad y hermandad a través de la oración, el diálogo y el discernimiento. Esto sentará las bases para tener siempre entre los hermanos una comunión intensa, de tal manera que la oración tenga fuerza, aunque no se encuentren juntos orando en el mismo lugar.
Oración: El ministerio existe por la oración y para la oración. Esta es su finalidad
Diálogo: compartir la Palabra, las experiencias personales, incluyendo los problemas estando atentos el uno del otro para escucharse y ayudarse. En otras palabras, fortalecer la relación de hermanos y amigos. Esto fortalecerá el amor entre los hermanos, y los ayudará a sobrevivir en las crisis.
Discernimiento: El Señor les irá hablando al corazón las intenciones por las que tienen que orar, aparte de las peticiones que ya tienen. También les irá indicando la ruta por la que deben seguir. El Señor cambia nuestros planes. Él es el que tiene el mapa de nuestras vidas, y hay que estar abierto a esos planes.
El intercesor no necesita lugares específicos para orar. El ministerio puede tener un lugar específico, aparte del día en que se reúne el grupo. En todo caso, cada miembro puede y debe continuar en oración siempre, ya esté en la calle, ya esté en la casa. Se recomienda tanto al ministerio como a cada miembro orar juntos con frecuencia ante el Santísimo, o en la Santa Misa, especialmente cuando hay necesidades y actividades especiales, ya sea en el grupo, zona o diócesis. Es una costumbre muy santa en la Renovación Carismática que un grupo de hermanos estén en oración ante el Santísimo durante un evento.
Sí; pero no siempre tenemos la respuesta que buscamos. Recordemos que el tiempo de Dios no es el nuestro. Además, los planes de Dios pueden ser diferentes de los nuestros. Él puede permitir pruebas, enfermedades y sufrimientos en nuestras vidas para que nos purifiquemos y nos acerquemos más a Él; o para que los ofrezcamos y los unimos a Su Sacrificio por el bienestar de los demás.
Jesús oraba intensamente antes de salir a evangelizar, sanar y liberar. En nuestra Iglesia han existido
comunidades religiosas dedicadas exclusivamente a orar, otras a evangelizar, y otras a las dos. También dentro del ministerio de intercesión se identificarán hermanos que salgan a evangelizar, a orar por sanación y por liberación. Es aconsejable usar el don de lenguas, especialmente cuando se ora por los demás.
Antiguo Testamento (entre otros)
-Abraham Gen. 18,23
-Moisés Ex 17,8-16 Ex. 32: 30-32 Ex. 33, 17
-Elías 1Reyes 13:6 1Reyes 17: 17-24
Nuevo Testamento
-Jesús: El es el único intercesor ante el Padre. Nosotros somos sus colaboradores
Luc.22:31-34 Jn, 17, 9-26 Rom. 8,34 (Intercede por nosotros a la derecha del Padre)
-La Virgen María Juan 2, 1-12
-Marta y María Juan 11,1-44
-San Pablo 2Tes 3,1 Rom 1,9 Ef 1,16 1Tes 1,2
-Los Santos
*** Cuando recurrimos a la Virgen María o a los santos y decimos que nos hizo un milagro, se entiende que es con el poder de Dios.
Reflexión preparada por Teresa Rosero, Ministerio de Intercesion CNSH